¿Es realmente posible promover un diálogo entre la bioética cristiana y secular hoy en día? Para algunos, esta idea suena como una meta noble pero imposible, fuera de lugar en sociedades pluralistas y con esquemas morales cada vez más complejos. Para otros, representa un acto necesario de fidelidad en una era donde el poder tecnológico a menudo supera la sabiduría moral.
Una manera de comenzar a entender esta cuestión es mediante modelos conceptuales. Por ejemplo, al explorar la complicada relación entre ciencia y religión, Ian Barbour desarrolló una tipología de cuatro categorías: conflicto, independencia, diálogo e integración. Aunque no es perfecta ni exhaustiva, esta tipología ha servido como punto de partida para comprender las posibilidades y los límites de los encuentros entre la fe y la ciencia.
Con ese mismo espíritu, quiero explorar cómo se relacionan la bioética cristiana y secular, basándome en una tipología de cinco modelos desarrollada por el teólogo David VanDrunen en su libro Bioethics and the Christian Life, específicamente en el capítulo “Christianity and Health Care in a Fallen World.” Estos modelos ayudan a iluminar las tensiones y oportunidades que surgen al intentar razonar moralmente desde la fe cristiana en el ámbito de la salud contemporánea.

No me limito a repetir a VanDrunen. Quiero ampliar sus categorías a la luz de las preguntas reales que enfrentamos los cristianos: ¿cómo debemos participar en el espacio público? ¿Es posible colaborar sin comprometerse? ¿Siempre debemos mantenernos al margen?
1. Solo Bioética Secular
Este modelo insiste en que la bioética debe basarse en razonamientos filosóficos o pragmáticos accesibles para todos, independientemente de la creencia religiosa. La religión se considera una cuestión privada y, por tanto, inadmisible en debates éticos públicos. Tom Beauchamp y James F. Childress, con su enfoque del principialismo, sostienen que existe una “moral común” compartida por todas las personas moralmente serias y proponen cuatro principios universales: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. Robert Veatch también opera bajo esta lógica, aunque promoviendo un pacto social más amplio que involucre a toda la sociedad.
Aunque se promueve como neutral y universal, esta forma de bioética secular suele excluir voces teológicas bajo el argumento de mantener la objetividad. De hecho, según el informe Bioethicists Today (2024), casi la mitad de los encuestados considera que las convicciones religiosas son irrelevantes o incluso perjudiciales para los debates públicos de bioética.
2. Solo Bioética Cristiana
Este modelo sostiene que toda guía moral para la salud debe estar enraizada en la teología cristiana, especialmente en las Escrituras. Para pensadores como John Frame, no existe fuente legítima de conocimiento moral aparte de la Palabra revelada de Dios. Él aplica una lectura estricta del «sola scriptura«, questionando tanto la revelación general como los marcos éticos seculares. Marsha Fowler, desde una perspectiva más comunitaria y orientada a la justicia, también centra la teología como base de la transformación ética, visualizando a la iglesia como una fuerza profética capaz de moldear el sistema de salud a través del ministerio encarnacional.
Aunque difieren en tono y acento, tanto Frame como Fowler parecen desconfiar profundamente de la fiabilidad moral de las estructuras seculares. Para ellos, la bioética cristiana no solo es crítica; también debe ser una alternativa viva y coherente. Sin embargo, este modelo corre el riesgo de aislarse del discurso ético más amplio.
3. Bioética Cristiana y Secular como Idénticas
Este modelo propone que, a pesar de sus diferentes fundamentos, la bioética cristiana y la secular pueden llegar a conclusiones similares. VanDrunen asocia esta visión con algunos éticos católicos que subrayan el papel de la ley natural como base moral universal. Autores como Richard McCormick, Lisa Sowle Cahill, James Walter y Thomas Shannon sugieren que la teología aclara y profundiza los valores ya compartidos por todos, pero no los cambia esencialmente.
Sin embargo, muchos de estos autores probablemente no aceptarían que la bioética cristiana y secular sean realmente idénticas; más bien, reconocen puntos de convergencia sin negar la necesidad de una base teológica. Este modelo es útil para identificar zonas de coincidencia, pero puede simplificar demasiado la interacción entre la gracia, la revelación y la razón natural.
4. Bioética Cristiana y Secular como Radicalmente Diferentes
Este modelo enfatiza la profunda incompatibilidad entre la bioética cristiana y la secular en una sociedad pluralista. H. Tristram Engelhardt Jr., especialmente en sus últimos escritos desde la tradición ortodoxa oriental, argumenta que la sociedad secular carece del consenso teológico necesario para sostener un discurso moral significativo. La bioética secular, entonces, queda reducida a acuerdos procedimentales entre “extranjeros morales”, regidos por el principio de permiso. En contraste, la bioética cristiana, enraizada en una visión compartida de la vida y de unión con Dios, tiene coherencia interna y autoridad moral dentro de las comunidades creyentes.
Engelhardt incluso propone la creación de un sistema de salud cristiano separado, capaz de encarnar estos valores distintivos. Este modelo ofrece una crítica potente al relativismo moderno, pero corre el riesgo de caer en el aislamiento si se niega a participar en el ámbito público.
5. Distintos pero Legítimos
Este es el modelo que VanDrunen prefiere. Reconoce que la bioética cristiana y la secular tienen fundamentos distintos, pero pueden ofrecer visiones morales significativas. No son idénticas, pero tampoco totalmente incompatibles. Pensadores católicos como Edmund Pellegrino y David Thomasma ilustran esto a través de su obra sobre ética de la virtud: el primer volumen explora virtudes desde la filosofía moral, el segundo desde la caridad cristiana como perfección sobrenatural de esas virtudes.
Escritores evangélicos como John Jefferson Davis, Scott Rae y Paul Cox también adoptan esta postura, promoviendo el uso de argumentos desde la revelación general sin dejar de afirmar la visión moral que proviene de la Escritura. A su vez, autores como Joel Shuman y Brian Volck llaman a una atención médica encarnada dentro de la comunidad cristiana, reconociendo tanto la legitimidad como los límites de la medicina moderna.
¿Cómo distinguimos entre estos cinco modelos? ¿Acaso los cristianos deben adoptar distintos enfoques según el contexto? Estas son las preguntas que guían nuestro trabajo en la Red de Bioética Cristiana. Porque desarrollar una bioética cristiana no es solo una tarea abstracta; es una vocación misionera.
De la Tipología al Testimonio: Nuestra Misión en la Red de Bioética Cristiana
Además de discernir las diferencias teológicas entre las distintas tradiciones cristianas, un verdadero diálogo entre la bioética cristiana y secular debe también evaluar las fuerzas políticas y sociales que moldean los sistemas de salud en otras regiones del mundo, en particular en América Latina. Aunque hay un creciente interés por la bioética en el sur global, sus desafíos, supuestos y prioridades pueden diferir de los contextos occidentales. Una bioética cristiana seria debe ser global en perspectiva, sensible a realidades locales y abierta a las formas diversas en que la comunidad cristiana vive y encarna su testimonio moral.
En Bioetica.net creemos que la bioética cristiana no es un escape del mundo, sino una forma fiel de estar en él. Estos modelos no son solo categorías académicas; revelan supuestos más profundos sobre Dios, la humanidad y nuestro llamado ético. Cada uno plantea una pregunta crucial: ¿estarán nuestras decisiones guiadas por el temor, el orgullo o una presencia fiel?
Por eso nuestra Red de Bioética Cristiana se construye sobre seis pilares fundamentales:
- Enraizados en la Escritura
- Fe y Ciencia en Diálogo
- Vida en Cada Etapa
- Defensa de los Vulnerables
- Formación para la Iglesia
- Testimonio Público
Esperamos que esta tipología te ayude a ubicarte y a discernir hacia dónde te está llamando Dios. Si eres pastor, educador, profesional de la salud o cristiano en busca de claridad ética, te invitamos a explorar nuestra biblioteca de recursos y considerar unirte a la Red de Bioética Cristiana.
Porque en el caos de la ética médica moderna, nuestro llamado sigue siendo claro: hablar la verdad con amor, actuar con justicia y caminar humildemente con nuestro Dios.



